La brigada deshipnotizadora, de reciente creación, logró recuperar a Lucrecio Serafín Ganímedes, que entregó un currículum en 1997, le dijeron «te llamamos» y desde entonces pasaba horas inmóvil y conectado a ese momento de su vida sin perder nunca la esperanza.
Su hermana mayor, Patricia, resignada a sus lagunas mentales, vio entonces de casualidad un reportaje al deshipnotizador principal que comentaba logros de la brigada y presentó el caso la mañana siguiente a los expertos, que le dieron inmediata prioridad.
Patricia lo había intentado todo: no sirvió mostrarle que el edificio donde entregó el cv ya no existía, porque Serafín argumentaba que se habían mudado. Luego ella averiguó que la empresa había cerrado, a lo que respondía que quizás habían abierto con otro nombre. Patricia en su exasperación le decía «Por dios, Lucrecio, ¡Fabricaban aparatos de fax!» pero su hermano decía que seguramente se habrían reconvertido en algo asombroso.
Finalmente Ramón Estéreo Sinclair, líder deshipnotizador, logró en su terapia regresar al momento preciso donde entregaba el papel y con un enérgico movimiento de manos, izquierda y derecha directo al mentón, pudo borrar esos minutos que lo tuvieron sometido en su vida posterior. Lucrecio se frota los cachetes todavía con alguna molestia, pero dice sentir un alivio tremendo y se muestra agradecido.