Ayer tenía insomnio y cayó un contra cíclico gusto por café que me dijo: si estarás roto que te doy sueño.
La gata se había acostado pero hizo la guardia esperando que me apague. Trajo unos comentarios al llegar, después se fueron espaciando.

Apareció de la nada un escritor de nombre que me dijo:

— ̣Me hacés venir al pedo. Lo que tenías para decir terminó más arriba.
— Me pagan por metro— le digo.  —Esas cosas seguro a vos no te pasan.
— Callate salame, no me hagas calentar.