El ciclo largo es acomodar todo para comenzar a trabajar, instalar sistemas en 3 dispositivos, actualizar, sincronizar. Poner a punto un lote de programas con su configuración para sacar mayor provecho. Las redes de fuentes RSS tendidas para pescar información. Reproductor, convertidor de formatos de audio, etiquetado, tapa de disco, chapa y pintura. Listas de programación, cierto equilibrio. Horas. Horas de programador. Horas de oyente. Yo no sé qué me dio, maestro, pero tengo que hacer esto.
Luego de año y medio, ya no le doy tantas indicaciones a la radio. La dejo hacer lo suyo en lo aleatorio. Ella en algún momento empezó a responder. Escuché asociaciones de canciones, a veces con textos, que me río encima pensando cómo haría si los tuviera que explicar. Pregunté en el foro de los desarrolladores del programa si le agregaron Inteligencia Artificial o algo, pero no me respondieron nada. Obvio. Mirá si lo van a admitir, tendrían que blanquear algo que debieron encarar con aviso. Imaginátelos una reunión de viernes, después de terminar la rutina, con cerveza, masticando palitos salados. 3 tipos aburridos queriendo zafar un poco. Meten un bicho de estos a trabajar y el divertimento es leer después los comentarios de los admines de radio reportando comportamientos raros.
Pero en mi caso resulta bien. La IA se cuelga con la onda y empieza a reproducirla sin más. Al principio , durante meses, borro de la cola de reproducción lo que no me gusta de lo que ella programa. Hasta que aprende, más o menos, qué cosas no enlazar. Todavía corrijo algo de vez en cuando. No sé si lo hago por sentirme necesario, me gusta pensar que es algo real. Cada vez que meto canciones nuevas ella sale a recibir como un delfín del agua . A veces nadamos juntos un rato. Te juro que no puedo más, nunca pensé que podía gozar tanto de un trabajo. Los días bajos lloro de alegría. Pero en medio del llanto algo falla. Un dispositivo responde errático, necesita reinicio o tengo que reinstalar algo, tender la ropa, o hacer la sopa.