Pasaba cada vez más seguido.
Alguien cercano me habla de un conflicto con otro, que no conozco.
Yo tomo parte siempre por el desconocido.
No es que estuviera de vivo.
Se daba así.
Probé el silencio, matizar en tono bajo.
Probé el enfrentamiento.
No hubo forma. No salí buen amigo.
Porque además
en un momento
se aceleró.
Era un reitero.
Oh nena sí
un frenético reitero.